jueves, 30 de abril de 2015

En dónde están puestos tus ojos?

En dónde están puestos tus ojos?

Qué pregunta! En dónde estamos poniendo nuestros ojos. En la vida nos pasamos fijando nuestra mirada en muchas cosas: sueños, deseos, frustraciones, miedo o hasta personas, y le damos una importancia tan fuerte y tan fundamental en nuestra vida que nos olvidamos de fijarnos en quien verdaderamente debe de estar puesta nuestra mirada, que es en Jesús.

Hay un pasaje en la Biblia en Mateo 14,25-30 donde nos ilustra que Jesús fue hacía con sus discípulos andando sobre el mar, y cuando lo vieron  andando se turbaron y dijeron que era una fantasma! Y dice la palabra de Dios que hasta empezaron a gritar. Jesús les decía "Tened ánimo, soy yo, no temáis."  Y Pedro respondiendo le dijo "Mándame  que vaya a ti sobre las aguas" a lo cual El Señor le dijo que descendiera y Pedro comenzó a caminar sobre las aguas.

Cuando Pedro comenzaba a andar  el comenzó a ver la fuerza del ciento y tuvo miedo, empezó a hundirse y a gritar por su salvación y al instante Jesús extendió su mano y lo sostuvo.

Tu y yo pasamos por el mar de la vida fijando nuestra mirada en los vientos fuertes de los problemas y nos olvidamos poner nuestra mirada en Jesús. Cuando Pedro caminaba en las aguas el dejo de ver a Jesús y quedo viendo la fuerza del viento.

Hoy no veas ya la fuerza de ese viento que te esta hundiendo, tu sabes que nombré ponerle a ese viento, si eso que te abruma te esta hundiendo ya en el mar del desánimo, desesperanza, rencor, etc. Es momento de gritar y decir  "Señor, sálvame !"

Dalo por un hecho que al "instante " Jesús extenderá tu mano para sostenerte. Venga! volvamos nuestra mirada hacia aquél que entregó su vida por amor a nosotros. Acepta a Jesús como tu Salvador y deja que el calme las tormentas de nuestra vida, dejando que el se ubique como el único Señor de nuestra existencia.

Te dejo el pasaje de la Biblia del cual hemos platicado para que lo descubras y el señor te hable, Bendiciones.


Mateo 14:22-33

22 Enseguida hizo que los discípulos[a] subieran a la barca y fueran delante de El a la otra orilla, mientras El despedía a la multitud. 23 Después de despedir a la multitud, subió al monte a solas para orar; y al anochecer, estaba allí solo. 24 Pero la barca estaba ya a muchos estadios[b] de tierra, y era azotada[c] por las olas, porque el viento era contrario. 25 Y a la cuarta vigilia de la noche[d], Jesús vino a ellos andando sobre el mar. 26 Y los discípulos, viéndole andar sobre el mar, se turbaron, y decían: ¡Es un fantasma! Y de miedo, se pusieron a gritar. 27 Pero enseguida Jesús les habló, diciendo: Tened ánimo, soy yo; no temáis. 28 Respondiéndole Pedro, dijo: Señor, si eres tú, mándame que vaya a ti sobre las aguas. 29 Y El dijo: Ven. Y descendiendo Pedro de la barca, caminó sobre las aguas, y fue hacia Jesús. 30 Pero viendo la fuerza del viento tuvo miedo, y empezando a hundirse gritó, diciendo: ¡Señor, sálvame! 31 Y al instante Jesús, extendiendo la mano, lo sostuvo y le dijo*: Hombre de poca fe, ¿por qué dudaste? 32 Cuando ellos subieron a la barca, el viento se calmó. 33 Entonces los que estaban en la barca le adoraron, diciendo: En verdad eres Hijo de Dios.

No hay comentarios:

Publicar un comentario