lunes, 17 de septiembre de 2012

Deja de ser Feliz!

 Imagina esta escena; tu caminando por la vida, con los pocos o muchos años que llevas de equipaje, y de pronto, un loco sale delante de ti y te dice: ¡ Deja de ser feliz !.
¿Cuál sería tu reacción? Cual sea la respuesta a esta pregunta, permíteme decirte que la invitación a dejar de ser feliz, deberías de prestarle atención. Tomando en cuenta que la felicidad es aquel estado de ánimo que se produce en la persona cuando ésta cree haber alcanzado una meta deseada.
La felicidad entonces depende de las circunstancias que nos suceden, y es por esa razón que algunos que basan su bienestar en poseer una casa lujosa, aquel carro último modelo, o ese mejor empleo que cubra todas nuestras necesidades; cuando algunos consiguen esto se podrá decir que han llegado a la felicidad y por ende su estado de ánimo podría ser: “Siempre estoy feliz”
Pero qué pasa cuando aquello que deseamos no lo conseguimos. En algunos casos llega a ser  una desdicha el NO poder conseguir esas cosas y caemos en una: "no felicidad".
Por ello la invitación es clara: “Deja der ser feliz”. Ahora "Vive en el gozo del Espíritu", porque a diferencia de la felicidad, el gozo no es resultado de las circunstancias externas sino que depende únicamente de ese regalo espiritual:

Y el Dios de esperanza os llene de todo gozo

 y paz en el creer, para que abundéis en esperanza

por el poder del Espíritu Santo.

(Romanos 15:13)


Deja de preocuparte de lo que pasó o de lo que no tienes, e inicia agradeciendo los pequeños detalles que te regala Dios. Dirige tu historia de vida hacia los pensamientos positivos, recuerda que tú y yo tenemos un valor especial por esencia, valemos por lo que somos no por lo que hacemos, valemos la sangre de Jesús. 
En tu entorno existe gente que parece "que le pagan" por hacerte sentir no valioso, pero eso no es lo peor, sino que tú mismo crees que es verdad. Recuerda que tu valor como persona depende no de las condiciones en las que te encuentras, sino de la posición real que tienes, la de hijo de Dios.
Deja de vivir en una “felicidad momentánea”, vive en el ¡GOZO! de depender de Dios y con El, reconocerte a ti mismo, de saber que eres capaz de todo, de lograr tus metas, tus ilusiones, tus sueños. Porque tú estás cimentado en un espíritu de valor, de fortaleza, capaz de tirar cualquier miedo que te esté haciendo sombra en tu caminar.

Dios es nuestro amparo y fortaleza

Nuestro pronto auxilio en las tribulaciones.

(Salmos 46:1)

Dios te Bendiga!

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